Últimamente,
más de un compa me ha preguntado cómo podríamos mostrar solidaridad con
lxs rebeldes que se encuentran tras los muros de las prisiones. Me da
la impresión de que están algo frustradxs y que el trabajo que llevan a
cabo no les parece productivo ni les satisface a nivel personal.
Créanme, tanto yo, como otrxs rebeldes presxs, sentimos la misma
frustración por el hecho de que nuestros esfuerzos y nuestra labor no
tienen el efecto deseado que querríamos. Pero para ser honesto, quiero
que lxs compas de ahí fuera sepan que el trabajo de educación que hacen
en las prisiones mediante libros y fanzines es fenomenal. Las relaciones
que compas desde fuera van construyendo con nosotrxs, el apoyo
financiero, el amor y todos los actos permitidos de solidaridad son muy
importantes. Sin embargo, necesitamos cosas más fuertes si buscamos de
verdad hacer algo de daño a este sistema colosal de destrucción humana.
Desde
dentro, lxs presxs han utilizado históricamente 5 métodos básicos: las
huelgas de hambre, las huelgas de trabajo, los motines, las demandas
legales y las campañas de envío de cartas o de llamadas para visibilizar
las condiciones inhumanas que existen dentro de este ambiente de
hostilidad por los puercos carceleros, el aislamiento, la negligencia
médica, los programas inexistentes de educación/rehabilitación, las
condiciones insalubres, etc. Pero ninguna de estas luchas fue por la
abolición de las prisiones, sino por su reforma. La mayoría de lxs
presxs creen que las cárceles y la policía son cosas necesarias, solo
que tienen que ser más humanas. Triste, pero cierto.
Desde fuera, lxs que apoyan a lxs presxs, incluso anarquistas, que afirman que buscan abolir las prisiones, utilizan principalmente 3 o 4 métodos de corte activista para mostrar su apoyo y solidaridad con las luchas en las prisiones. Estos métodos son las campañas de envío de cartas o de llamadas, movidas legales, marchas y la enseñanza pública. Todos estos son métodos permitidos que de verdad no hacen mucho para desafiar la legitimidad de las prisiones y, ciertamente, no las abolen. Son meras formas de protesta burguesas (legales/permitidas) que intentan llamar a la consciencia moral de los burócratas para que ellos traten a lxs presxs de una manera más humana, y esto solo legitima el prestigio del Estado.
Por supuesto, a nadie le gusta ver a lxs presxs (humanxs) ser maltratadxs y abusadxs. Mi crítica es que ninguno de estos métodos puede traer por sí mismo la destrucción de la prisión/Estado. Y que lxs de fuera se implican en formas de lucha legales, mientras que lxs presxs rebeldes se implican en formas de lucha ilegales. La disidencia dentro de la prisión es ilegal y por ello lxs presxs acaban recibiendo la brutalidad, el asedio y las represalias del Estado.
Durante años, hemos tenido algunos motines sangrientos, huelgas de hambre o de trabajo brutales y mortíferas, movidas legales de largo plazo, y aun así hay más prisiones, más presxs, y más maltratos. Ninguno de estos métodos utilizados en el pasado ha conseguido ni el mínimo daño en la armadura del Estado. Y sería negligente de mi parte no comentar el argumento que dice que no debemos usar la violencia revolucionaria. La lógica que hay detrás es que si usamos la violencia revolucionaria el Estado tendrá la mano ganadora en la Prensa y nos despreciará como malhechores, criminales y terroristas. ¡Mierda!, el Estado siempre tiene la mano ganadora en los medios de masas corporativos. La Prensa la controla el Estado a través de las grandes empresas que son compinches del Estado.
Desde el momento en que las prisiones son centros donde se encuentra concentrado el Poder, la coerción, y el control sobre la sociedad, deberían entonces ser el punto de mira del ataque, la abolición de las prisiones debería estar en la primera línea de fuego de todo movimiento contra el Poder y por la libertad, y las voces de lxs presxs deberían tener un lugar destacado en el movimiento, simplemente por su posición única. Esto no tiene nada que ver con romanticismo o aventurismo, como les gustaría afirmar a algunos para justificar su inercia. Por supuesto, nadie nos puede decir cuáles son las estrategias y tácticas que serán exitosas para difundir la revuelta, pero no puedo pensar nada más claro que atacar donde más les duele. Así, y dicho esto, me gustaría proponer algunas “cosas que hacer” que lxs compañerxs deberían considerar seriamente.
Algunas cosas que hacer:
Empezar a poner en el blanco de mira a empresas que sacan dinero de las prisiones, a través del sabotaje, de manifestaciones ruidosas en sus sedes y escraches en las casas de sus directores ejecutivos.
Empezar a poner en el blanco de mira a oficiales de prisiones y miembros del consejo de libertad condicional por ser acosadores.
Empezar a hackear los departamentos de la dirección penitenciaria, empresas que lucran de las prisiones, ordenadores de oficiales de prisiones.
Convertirse en cómplices del crimen de subversión.
Destruir propiedad de los departamentos de la dirección penitenciaria.
Sabotear la maquinaría de las obras de construcción de cárceles.
Usar su imaginación para encontrar formas de joder al Estado.
Estudiar luchas desarrolladas en otros países para ver qué tácticas de las que usan allí se pueden adoptar aquí.
Publicar en internet información personal de oficiales de prisiones/empleados públicos/ejecutivos de empresas.
Tomar represalias contra los oficiales de prisión que maltratan a lxs rebeldes.
Crear tanto desorden como se pueda.
Texto del compa Michael Kimble, preso en los Estados Unidos. Michael Kimble es negro, homosexual y anarquista que lleva 28 años tras las rejas, condenado a prisión de por vida por haber matado a un blanco homófobo y racista. Contacto del grupo solidario: anarchy_live[arroba]riseup.net
Desde fuera, lxs que apoyan a lxs presxs, incluso anarquistas, que afirman que buscan abolir las prisiones, utilizan principalmente 3 o 4 métodos de corte activista para mostrar su apoyo y solidaridad con las luchas en las prisiones. Estos métodos son las campañas de envío de cartas o de llamadas, movidas legales, marchas y la enseñanza pública. Todos estos son métodos permitidos que de verdad no hacen mucho para desafiar la legitimidad de las prisiones y, ciertamente, no las abolen. Son meras formas de protesta burguesas (legales/permitidas) que intentan llamar a la consciencia moral de los burócratas para que ellos traten a lxs presxs de una manera más humana, y esto solo legitima el prestigio del Estado.
Por supuesto, a nadie le gusta ver a lxs presxs (humanxs) ser maltratadxs y abusadxs. Mi crítica es que ninguno de estos métodos puede traer por sí mismo la destrucción de la prisión/Estado. Y que lxs de fuera se implican en formas de lucha legales, mientras que lxs presxs rebeldes se implican en formas de lucha ilegales. La disidencia dentro de la prisión es ilegal y por ello lxs presxs acaban recibiendo la brutalidad, el asedio y las represalias del Estado.
Durante años, hemos tenido algunos motines sangrientos, huelgas de hambre o de trabajo brutales y mortíferas, movidas legales de largo plazo, y aun así hay más prisiones, más presxs, y más maltratos. Ninguno de estos métodos utilizados en el pasado ha conseguido ni el mínimo daño en la armadura del Estado. Y sería negligente de mi parte no comentar el argumento que dice que no debemos usar la violencia revolucionaria. La lógica que hay detrás es que si usamos la violencia revolucionaria el Estado tendrá la mano ganadora en la Prensa y nos despreciará como malhechores, criminales y terroristas. ¡Mierda!, el Estado siempre tiene la mano ganadora en los medios de masas corporativos. La Prensa la controla el Estado a través de las grandes empresas que son compinches del Estado.
Desde el momento en que las prisiones son centros donde se encuentra concentrado el Poder, la coerción, y el control sobre la sociedad, deberían entonces ser el punto de mira del ataque, la abolición de las prisiones debería estar en la primera línea de fuego de todo movimiento contra el Poder y por la libertad, y las voces de lxs presxs deberían tener un lugar destacado en el movimiento, simplemente por su posición única. Esto no tiene nada que ver con romanticismo o aventurismo, como les gustaría afirmar a algunos para justificar su inercia. Por supuesto, nadie nos puede decir cuáles son las estrategias y tácticas que serán exitosas para difundir la revuelta, pero no puedo pensar nada más claro que atacar donde más les duele. Así, y dicho esto, me gustaría proponer algunas “cosas que hacer” que lxs compañerxs deberían considerar seriamente.
Algunas cosas que hacer:
Empezar a poner en el blanco de mira a empresas que sacan dinero de las prisiones, a través del sabotaje, de manifestaciones ruidosas en sus sedes y escraches en las casas de sus directores ejecutivos.
Empezar a poner en el blanco de mira a oficiales de prisiones y miembros del consejo de libertad condicional por ser acosadores.
Empezar a hackear los departamentos de la dirección penitenciaria, empresas que lucran de las prisiones, ordenadores de oficiales de prisiones.
Convertirse en cómplices del crimen de subversión.
Destruir propiedad de los departamentos de la dirección penitenciaria.
Sabotear la maquinaría de las obras de construcción de cárceles.
Usar su imaginación para encontrar formas de joder al Estado.
Estudiar luchas desarrolladas en otros países para ver qué tácticas de las que usan allí se pueden adoptar aquí.
Publicar en internet información personal de oficiales de prisiones/empleados públicos/ejecutivos de empresas.
Tomar represalias contra los oficiales de prisión que maltratan a lxs rebeldes.
Crear tanto desorden como se pueda.
Texto del compa Michael Kimble, preso en los Estados Unidos. Michael Kimble es negro, homosexual y anarquista que lleva 28 años tras las rejas, condenado a prisión de por vida por haber matado a un blanco homófobo y racista. Contacto del grupo solidario: anarchy_live[arroba]riseup.net
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